Venezuela enfrenta la conjura mediática

Desde hace más de 17 años se ha venido promoviendo una campaña mediática internacional orientada a deformar la percepción de la realidad venezolana. Esta agresión, orquestada desde los centros de poder imperial y desarrollada por grandes empresas de medios de comunicación, no solo busca desvirtuar la imagen de la Revolución Bolivariana en el exterior, sino controlar selectivamente la información que de ella se transmite, adecuándola a oscuros fines económicos y políticos.

En enero de este año, durante la cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en San José, Costa Rica, el presidente Nicolás Maduro denunció internacionalmente el recrudecimiento de una gran operación de provocación -desde y hacia Venezuela-, orquestada por la ultraderecha y apoyada por grupos políticos que desconocen el orden constitucional interno y las instituciones del país, con la finalidad de promover un golpe de Estado a corto plazo.

Como parte de la ofensiva internacional contra Venezuela y su Revolución, diarios como The New York Times y The Washington Post en Estados Unidos, ABC y El País de España y El Espectador, El Tiempo y la revista Semana, de Colombia, dedican semanalmente una enorme cantidad de páginas a contar «su versión» de la realidad venezolana, difundiendo juicios de valor y sentencias sobre hechos y acontecimientos internos, asumiendo el papel de inquisidores, tribunales y verdugos.

Baste citar ejemplos de publicaciones hechas esta misma semana. Mientras en el Reino de España los grandes medios cierran filas contra el presidente Nicolás Maduro y la Revolución Bolivariana, sendos editoriales de periódicos estadounidenses publicados los días 23 y 24 de febrero, titulados «Venezuela and Cuba: Partners in repression» (Venezuela y Cuba:Socios en la represión) de The Washington Post y «Conspiracy claims in Venezuela» (Los reclamos de conspiración en Venezuela) de The New York Times, replican y reiteran las matrices desinformativas.

En la nota editorial «Venezuela and Cuba: Partners in repression», se pide la activación de la Carta Interamericana contra nuestro país y se apela a viejas matrices anticubanas. Por su parte, «Conspiracy claims in Venezuela» es el segundo editorial que NYT dedica a Venezuela en lo que va de año, utilizando un lenguaje insultante y visceral, que desdice de la seriedad, la responsabilidad y la ética que deben ser premisas básicas del ejercicio periodístico. El tono de esta publicación ya no solo es acusatorio, sino definitivamente inescrupuloso.

Este editorial de The New York Times es replicado por el ABC de España, bajo el siguiente titular:

El NYT dedica su editorial al «maniático e incapaz» Maduro y sus «delirios» conspiranóicos.

Como vemos, el periódico español se deleita en resaltar las afirmaciones más ofensivas, en un ejercicio impúdico de sensacionalismo.

En su edición 1712, del 22 de febrero al 1 de marzo, la revista colombiana Semana, dedica su portada a Venezuela, con el titular «¿Por qué no cae el gobierno de Maduro?». Señala: «La encrucijada que vive el presidente Nicolás Maduro en Venezuela plantearía serios interrogantes sobre su sostenibilidad en el poder en cualquier lugar del mundo». Un lector distraído tendría la tentación de pensar que esta revista no ha sido testigo de situaciones verdaderamente graves y perturbadoras, sin cuestionar la sostenibilidad del poder.

La coincidencia en todos estos medios de matrices con una clara postura ideológica, es la demostración de que los grupos mediáticos no son neutros (como pretenden hacernos creer), sino que son parciales, toman partido, favorecen intereses mercantiles, defienden posiciones políticas y combaten ideológicamente a sus opositores, apuntando más al modus operandi de una organización criminal que al manual de ética y estilo de un medio de comunicación equilibrado.

¿Cómo en un mundo tan complejo, donde se generan a diario miles de hechos noticiosos y existen tantas fuentes de información, pueden coincidir tantos grandes medios en asuntos cotidianos de Venezuela? La respuesta es sencilla. Los medios de comunicación trabajan como un subsistema que responde a los intereses generales del sistema dominante, el capitalismo.

Este subsistema conforma de hecho un «cartel mediático», que funciona como una red autorreferente, estrechamente vinculada a intereses políticos y económicos, en la que basta que uno o varios medios «se activen», para que la maquinaria se ponga en funcionamiento, retroalimentándose para seleccionar o desechar – convenientemente- informaciones, opiniones y juicios de valor, que excluyen puntos de vista antagónicos y que acaba afectando la comprensión del hecho en cuestión.

Un pequeño ejercicio nos permite demostrar lo antes expuesto. Solo entre los días 23 y 24 de febrero de 2015 fueron publicadas paralelamente en distintos medios españoles las siguientes «noticias»:

1.-«La mayoría considera que el gobierno debe denunciar a Maduro» (El Mundo)

2.-«España está atenta a la situación de Venezuela» (Agencia EFE)

3.- «Maduro hunde a Venezuela» (Editorial de ABC)

4.- «Maduro prepara nuevas detenciones» (ABC / Ludmila Vinogradoff)

5.- «¿Por qué Nicolás Maduro recurre cada vez más a la represión?» (ABC)

6.- «Ledezma pide un frente común contra Maduro» (La Razón / Ángel Sastre)

7.- «La oposición a Maduro cierra filas en torno al encarcelado alcalde de Caracas» (El País / Catalina Lobo-Guerrero)

8.- «Esposa del alcalde de Caracas dice que el político está bien y firme» (Agencia EFE / La Vanguardia)

9.- «Parte oposición responde a detención Ledezma con firma de supuesto plan golpe» (Agencia EFE / La Vanguardia)

10.- «El Gobierno de Venezuela acusa a la oposición de promover un ‘comunicado golpista'» (Europa Press / La Vanguardia)

11.- «Oposición piden a la OEA que se pronuncie sobre la democracia en Venezuela» (Agencia EFE / La Vanguardia)

12.- «El ‘número dos’ de Leopoldo López pide a la OEA que se implique» (El País / Silvia Ayuso)

13.- «Congreso de Costa Rica pide la liberación de ‘presos políticos’ en Venezuela» (Agencia EFE / La Vanguardia)

14.- «Unasur no puede» ( El País / Santiago A. Cantón)

15.- «Maduro dice que no aceptará ni una ofensa más de EEUU: ‘yanquis del carajo, respeten nuestra patria'» (Agencia EFE / El Mundo)

Quince de al menos una treintena de notas publicadas en las que, sin integridad periodística alguna, se tergiversa la verdad de los hechos para presentar internacionalmente a Venezuela como un Estado al margen de la ley, anárquico, violento, transgresor de los Derechos Humanos, corrupto, entre otros muchos señalamientos. Una ofensiva de saturación destinada a fabricar una imagen falseada del gobierno legítimo de Venezuela para lograr su satanización, regla de oro de la propaganda nazi, y así construir «la unanimidad» entre las poblaciones receptoras de los mensajes para favorecer cualquier agresión contra el país y el Presidente Maduro.

La cantidad desproporcionada de noticias-ataque, la reiteración de temas y su publicación en un periodo tan reducido, devela que no se trata de una mera casualidad informativa o de un inesperado interés de los lectores de otros países por «devorar» temas de la política interna venezolana.

El periodista y académico Carlos Fazio, autor de libros sobre el terrorismo mediático, cita un manual del Pentágono que señala que las guerras modernas tienen lugar en espacios más allá de simplemente los elementos físicos del campo de batalla. Uno de los más importantes son los medios, en los cuales se libra la «batalla de la narrativa»: «Al final del día, la percepción de qué ocurrió importa más que lo que pasó realmente».

Es claro que contra Venezuela están librando esa batalla, con la finalidad de combinar el ataque simbólico con elementos físicos, como generación de escenarios de violencia y golpes de Estado, para conducir a la desintegración del Gobierno Bolivariano.

En tiempos en que ya no es tan sencillo para el imperialismo aplicar fórmulas de intervención abierta, se recurre a otras fórmulas, las que estén a la mano, las que puedan ser útiles. Es lo que denomina, la propia doctrina estadounidense, como «dominación de amplio espectro», donde ningún campo humano escapa a la conjura de los poderosos. Frente a estos ataques sostenidos por parte de los conjurados, se sigue alzando, indoblegable, la voluntad del pueblo venezolano.